lunes, 3 de junio de 2013

zona arqueologica de TULA Hidalgo

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA BENITO JUAREZ DE OAXACA

FACULTAD DE ARQUITECTURA "5 DE MAYO"

MATERIA: ENTORNO REGIONAL
 MATERIA: ENTORNO REGIONAL
CATEDRÁTICO: M. ARQ. OTONIEL LUNA CRUZ
ALUMNO: JAIME SANDOVAL ROJAS

UBICACIÓN ZONA ARQUEOLÓGICA



Tula se encuentra a 80 km de la ciudad de Pachuca. Por la carretera México-Laredo llega usted a Actopan. Inicia ahí la carretera estatal que lo lleva a Tula. Por la Ciudad de México se accede a través de la autopista México-Querétaro, en su kilómetro 60 toma la desviación hacia “Refinería” hasta llegar a la ciudad. La zona arqueológica se localiza a un km al norte.

Tomando el entronque del Arco Norte a 30 minutos se encuentra la salida a la autopista estatal que une a Tlahuelilpan con Tula; aprox toma 10 minutos llegar al centro de Tula. 

La zona arqueológica de Tula está administrada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En el sitio se pueden contratar visitas, guías especializados y bilingües. Artesanos independientes ofrecen réplicas, cerámica y postales.





Inicios de la ciudad 

Las primeras evidencias de la ocupación del emplazamiento de Tollan-Xicocotitlan corresponden al final del Período Clásico Temprano (ss. II-VIII d. C.). Por esta época, la ciudad de Teotihuacan —principal centro político y económico del centro de Mesoamérica— iniciaba su proceso de decadencia, cediendo su hegemonía a otras ciudades-Estado que florecieron durante el epiclásico. En el valle del río Tula se desarrollaban a la sazón pequeños asentamientos donde se han encontrado piezas correspondientes la cultura Coyotlatelco. Entre estos asentamientos se encuentran Chingú,El Águila, Magoni, y Atitalaquia.
A partir del ocaso de Teotihuacan, varias ciudades del centro de México ocuparon el vacío de poder dejado por la metrópoli. Al mismo tiempo, fue el período por el que dieron inicio las migraciones de pueblos nonoalcas y otros de habla uto-azteca a la región. Entre estos últimos se encontraban los que, en unión con otros pueblos ya establecidos en el Altiplano Central mexicano, habrían de dar lugar a la cultura tolteca, que tuvo su centro en Tollan-Xicocotitlan. Hacia mediados del siglo VII de nuestra era, se inició la construcción del primer núcleo urbano en Tollan-Xicocotitlan, conocido como Tula Chico. Por este período aparecen en la ciudad las primeras alusiones iconográficas al culto a Quetzalcóatl, asociado con el planeta Venus. En Tula Chico se han encontrado restos arqueológicos de objetos relacionados con el complejo cerámico de Coyotlatelco. Se calcula que por el siglo VIII, una variación local del estilo Coyotlatelco se encontrba bien definida. A partir de ese momento inicia la Fase Corral de la historia de la capital tolteca, que concluyó hacia final del siglo IX con el gradual abandono e incendio de los edificios de Tula Chico.
Las crónicas indígenas recogidas por los misioneros al principio de la época colonial hablaban de un enfrentamiento entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca por el control de Tollan. Aunque en ocasiones se consideró que éste relato era sólo un mito, las evidencias arqueológicas y la revisión de las fuentes históricas han puesto de manifiesto que verdaderamente hubo una disputa interna en Tollan-Xicocotitlan. Una de las facciones estaba liderada por Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (náhuatlUno Caña, Nuestro Señor Serpiente Emplumada )?, que terminó siendo expulsado de Tollan-Xicocotitlan por los seguidores del culto a Tezcatlipoca. El conflicto político en la ciudad pudo haber tenido lugar durante la Fase Corral o al principio de la Fase Tollan (ss. X-XII d. C.).

Apogeo 

Fue justamente durante la Fase Tollan cuando la ciudad tuvo su mayor apogeo. Durante esta época se construyó un nuevo centro cívico-religioso. Este corresponde al llamado Tula Grande,9 que reprodujo la distribución de los edificios de Tula Chico, que no volvió a ser ocupado nuevamente como centro administrativo. A lo largo de la fase Tollan, la ciudad de Tollan-Xicocotitlan ocupó la posición como principal centro político, militar y comercial del centro de Mesoamérica. La tolteca se convirtió en una sociedad multiétnica, que desarrolló expresiones artísticas particulares a partir de la integración de elementos culturales provenientes de diversas regiones de Mesoamérica. El gran poder de la élite de Tollan-Xicocotitlan le permitió importar productos preciosos, como la turquesa oasisamericana o productos de cerámica de lugares tan distantes como Nicoya (Costa Rica).
Al igual que los teotihuacanos durante su período de apogeo, los habitantes de Tollan-Xicocotitlan aprovecharon los yacimientos de cal localizados al sur del emplazamiento de la ciudad (cerca del antiguo Chingú). Del comercio de cal —indispensable para la construcción y en la cocina mesoamericana precolombina— los toltecas obtenían buena parte de sus recursos económicos. No menos importantes eran los yacimientos de basalto y riolita de Magoni y la obsidiana de la Sierra de las Navajas. De esta formación montañosa salió el 80% del total de la obsidiana manufacturada por Tula, en tanto que el resto pudo provenir de Zinapécuaro (Michoacán).Por su parte, los toltecas importaban productos de otras regiones. Entre los restos de la ciudad se han encontrado muestras de cerámica Tohil Plomiza, de Guatemala y el Soconusco, así como cerámica Anaranjado Fino, del sur de Veracruz. Otros productos que obtenían los toltecas de regiones lejanas de Mesoamérica son el cacao (Chiapas y Guatemala), serpentina (Depresión del Balsas),turquesa (Oasisamérica) y ónix (Puebla).
Durante la Fase Tollan, la ciudad debió alcanzar su mayor extensión y población. Algunos autores calculan la superficie urbana de Tollan-Xicocotitlan entre 5 y 16 km² para esa época, con una población de entre 16 mil y 55 mil habitantes. Durante esta fase debió consolidarse el espacio monumental que constituye la actual zona arqueológica de Tula, consistente en dos grandes basamentos piramidales, dos canchas para el juego de pelota y varios palacios que pudieron ser ocupados por la élite tolteca. Por esta época, Tollan-Xicocotitlan se convirtió no sólo en el corazón de las redes comerciales mesoamericanas. Además, fue sede de una élite militarista-teocrática que impuso su dominio en varias partes de Mesoamérica, fuera por conquistamilitar, por alianza política o por el establecimiento de colonias en sitios estratégicos.


Tula de Allende

La zona arqueológica. La gran Tollán, la ciudad de Quetzalcóatl, sede de la cultura tolteca se fundó alrededor del año 900 d.c. Se convirtió en la capital de un gran señorío que abarcó desde los valles centrales de México hasta la costa del Océano Pacífico. La encontramos a 88 Km. de Pachuca y a sólo 50 minutos de la Ciudad de México por la autopista México-Querétaro.

Se compone de una gran plaza rodeada por otros monumentos. 


Al norte se encuentra el templo de los atlantes o de Tlauizcalpantecutli

La más conocida de las edificaciones de Tula Grande es la Pirámide B o de Tlahuizcalpantecuhtli —una de las advocaciones de Quetzalcóatl, dios tutelar de la ciudad de Tollan-Xicocotitlan—. Se trata de una plataforma compuesta por cinco cuerpos trunco-piramidales, en cuya cima se encuentran los llamados Atlantes de Tula. La mayor parte de las esculturas que coronan este edificio fueron halladas durante la temporada de investigaciones encabezada por Jorge Acosta y su equipo en 1941. Este edificio es de suma importancia puesto que en él se encuentra la más antigua de las representaciones de Tezcatlipoca en el Altiplano Central mexicano, lo que da prueba del origen nahua del culto a esta deidad. La construcción de la Pirámide B de Tula Grande debió iniciar en la Fase Tollan (ss. IX-XII d. C.) tras el incendio que puso fin al primer asentamiento de Tula Chico, que como se ha dicho está relacionado con el Epiclásico del Centro de México y la difusión de la cerámica Coyotlatelco en la región.

En la parte superior de la plataforma debió existir un templo, como lo muestran las esculturas que coronan la pirámide desde su restauración. Los Atlantes de Tula, cuatro esculturas emblemáticas de la zona arqueológica, son representaciones de guerreros toltecas, ataviados con un pectoral de mariposa,átlatl, dardos, un cuchillo de pedernal y un arma curva que es muy característica de las representaciones guerreras de la cultura tolteca. Otros elementos arquitectónico-iconográficos de esta construcción son muestra de la relación de este edificio con el culto a Quetzalcóatl. Por ejemplo, las llamadas columnas serpentinas están decoradas por una serpiente emplumada, que tal era el significado del nombre de Quetzalcóatl. Por otra parte, lasPilastras —ubicadas una detrás de cada uno de los Atlantes— contienen representaciones que parecen alusivas al enfrentamiento entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, su eterno rival de acuerdo con la mitología nahua. En la Pilastra 3, hay representaciones de dos personajes ataviados de guerreros, que portan símbolos distintivos de Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. Sobre este último se encuentra una representación de Tláloc, señor de la lluvia.




ATLANTES

Estos monolitos miden poco más de 4,5 metros de altura, labrados en piedra basáltica, son representaciones de guerreros Toltecas, ataviados con un pectoral de mariposaÁtlatl (debido a que poseen esta arma se le llama atlantes), dardos, un cuchillo de pedernal y un arma curva que es muy característica de las representaciones guerreras de la cultura tolteca.





  PALACIO QUEMADO


El Palacio Quemado, considerado uno de los conjuntos arquitectónicos más complejos, está compuesto por tres amplias salas, cuya techumbre estaba sostenidas por columnatas. En cada sala se construyó un “impluvio” o patio interno abierto, que funcionaba como recolector de agua, área de ventilación y entrada de luz. El acceso a cada una de estas salas era independiente, sin comunicación entre sí. Los muros y columnatas del Palacio Quemado se construyeron sin cimentación, sobre una plataforma que cubrió construcciones más antiguas y rellenos de piedra alternados con lodo. Los muros son de adobe, que se encontraban pintados en forma de franjas en rojo, amarillo, azul, blanco y negro, como el descubierto entre el pasillo del Palacio Quemado y el Edificio B.Las columnatas de la Sala 2 y el Vestíbulo Sur son cuadrangulares, construidas con maderos y dejando el centro para ser rellenado con barro y pequeñas piedras; en la salas 1 y 3, el Vestíbulo Oeste y los cuartos de la parte norte, las columnas son circulares. 

FUNCIONES DEL PALACIO




El nombre de Palacio Quemado se debe a dos razones. Lo de quemado porque hay frisos con alteración en sus colores, el techo desplomado, vigas carbonizadas y algunos adobes convertidos en ladrillos debido a la intensidad del incendio, que fue provocado intencionalmente. El nombre de palacio se debe a que es un edificio alargado, con elementos arquitectónicos complejos y porque se cree que es un recinto relacionado con la administración o la burocracia.Guadalupe Mastache y Robert H. Cobean (1985) han propuesto que en el recinto monumental no hay un edificio con las características de una residencia real, y que no hay evidencias de que el Edificio K, el Palacio Quemado o las estructuras asociadas a las Pirámides B y C fueran estructuras residenciales. Sin embargo, es probable que los tres grandes conjuntos asociados a la Pirámide B –el Palacio al Este, el Palacio de Quetzalcóatl y el Palacio Quemado– constituyeran un gran complejo arquitectónico que funcionaba en conjunto como palacio real, y que cada uno de los edificios tuviera funciones complementarias, con espacios para actividades rituales, administrativas y de gobierno. 


Luego de los trabajos de Jorge R. Acosta en el Palacio Quemado no se demostró que el edificio fuera residencial, pues no se encontraron fogones, basureros, ni otros elementos característicos de las unidades habitacionales. Sin embargo, en la Sala 1 se descubrieron vasijas de uso doméstico y ceremonial (pipas, incensarios y braseros), que fueron aplastadas cuando se cayó la techumbre del edificio durante el incendio, lo que hace suponer que se trataba de una bodega.

En las salas 1 y 2 se localizaron frisos que adornaban los “impluvios”, en los que se veían un tezcacuitlapilli (disco solar), un cuauhxicalli (vasija con corazones sangrando) y figuras humanas recostadas y con el cuerpo torcido hacia un lado y las piernas flexionadas, que han sido interpretadas como representaciones de jefes de la antigua Tollan. En esas salas también se descubrieron altares adosados a las banquetas y los muros. Las banquetas constan de un talud rematado por una cornisa que forma el asiento, y en la parte posterior llevan un ligero muro en talud, que funciona como respaldo. Sahagún señala que los teoicpalli (tronos de piedra) mexicas eran sillas señoriales de alto rango o jerarquía. En los códices también se aprecia lo anterior, por lo que suponemos que las banquetas del Palacio Quemado fueron usadas por los sacerdotes y gobernantes de Tollan.

 Al oeste, el juego de pelota número 1 Y 2.
 Existen dos juegos de pelota: uno al norte del Palacio Quemado, el mejor conservado, y que presenta gran similitud con el de Xochicalco; el otro localizado al poniente de la plaza central, es mucho más grande y similar al encontrado en Chichén-Itzá. 

 Coatepántli o muro de serpientes:


 con relieves de reptiles devorando a seres humanos, cuyos cráneos emergen de sus fauces. El remate del muro es una hilera de caracoles cortados, símbolo también relacionado con Quetzalcóatl. 







INFOGRAFIA